Odiosa pureza martirizando mi mente
la estruja hasta el sufrimiento,
y la inunda doliente.
Virginidad impaciente,
que se rompe para siempre
con pluma infame y coherente.
Un grito de dolor,
una lágrima azul
mancha su candor.
Naciendo de esa violación,
un relato, un poema
escrito con el corazón.
©foto y texto de Jesús García Lorenzo
No está nada bien rimar violación con corazón.
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