23 marzo 2014

Deber y derecho

     —¡No irás!
     —¿Por qué no?
     —¡Estás loco!
     —¿Es que no lo entiendes? ¡Tengo qué hacerlo! ¡Y tú también!
     —¡Dios me libre!
     Jorge salió a la calle con su mejor traje. Repeinado y dispuesto a ejercer su derecho. Allí encontró una cola que daba la vuelta a la esquina, pero en lugar de amedrentarse se colocó en su puesto y esperó.
     Dos horas es lo que aguantó a la llegada de su turno. Se le obsequió con insultos y empujones, pero él firme en su resolución dio la callada por respuesta. Llegado el momento votó.
     Veinte años después…
     —¡Vamos Jorge!
     —¡No tengas tanta prisa!
     —No quiero pasarme mucho tiempo de pie, los tacones me están matando.

     Juan y Jorge, salieron camino del colegio electoral, recibiendo a su paso piropos.

13 marzo 2014

Pesimismo

Hoy he visto una película que ha hecho que se me inundaran los ojos. Para hacer honor a la verdad siempre he sido de lágrima fácil, pero en esta ocasión he visto algo que he querido tener, y no es nada material, como un fantástico coche, o un magnífico televisor, no, me refiero a uno mismo.
            Es cierto que en las películas se suele enaltecer la vida familiar, sobre todo en las americanas, y lo que vemos es pura ficción; ya lo dicen: “Hollywood es la fabrica de los sueños”, pero hay sueños que aunque estén en el celuloide siempre existe un deseo de realidad. ¿Quién no ha pensado en tener un hijo, marido, esposa o una casa como la que aparece en esta o tal película?, la sinceridad es el primer paso a la felicidad. Esto no está sacado de ningún papelito chino.
            Pero volvamos a lo que me ha hecho llorar, decía que era una calidad de vida, algo que yo no tengo. He contado con la protección de los dioses, he tenido un colegio donde aprender, un trabajo con el que tener todo lo que se puede comprar con dinero y he necesitado, dentro de mis límites, claro está. Me casé, tuve hijos que me han dado nietos. He tenido amigos. Quiero decir que he sido afortunado, pero me ha faltado eso que he visto en la película.
            Tengo la edad suficiente para volverme y arrepentirme. La justa para mirar hacia delante y saber que cualquier proyecto, o deseo realizable tiene que ser a corto plazo o no lo veré terminar.
            Cuando era joven… ¡Ah, cuantos años!, uno no se detiene a pensar en lo que realmente necesita para alcanzar estar a bien con uno mismo, se confunden las cosas, se cree que los bienes materiales y lo que la sociedad impone es el objetivo para estar realmente bien y aceptado. Los años van pasando y todo va sobre ruedas, cuando se cae se levanta uno y sigue adelante. Hasta que llega el tropezón, ese en el que la vida te enseña realmente como eres, y comienzas a levantarte cada vez con más y más lentitud. Un día te das cuenta que el pesimismo se apodera de tu ser, y comienzas a ver todo lo que dejaste en el camino por no volverte a verlo. Entonces, con las últimas fuerzas, intentas cogerlo, pero ya no puedes porque el tiempo ya ha pasado, ante eso te llenas de valor y te juras que no te volverá a pasar, y un día, sin saber cómo, ves en una película lo que dejaste, y quieres tenerlo.

            Se, y eso es lo que me hace llorar, que no lo conseguiré.