28 mayo 2020

Viernes ensayo


En ocasiones oigo su música y me hace sonreír. Me hace recordar los momentos con buenos amigos.

—Jesús ¿Con cuál empezamos?
Los nervios detrás del telón no se podían reprimir.
—¡Hombre! Llevamos dos meses ensayando todas las noches y…
Se levanta aquel lienzo que nos separaba del público, al tiempo que oíamos el nombre de nuestro grupo. A ella se le escucha por lo bajito: “Un, dos, tres y…”
La música surge como un torrente inundando toda la sala, y provocando un silencio solo roto por las notas de nuestros instrumentos y los pies que siguen el ritmo.
Al terminar aplausos. Dos horas de concierto que se hicieron eternos, después relajación, alegría y abrazos nerviosos.

—Te das cuenta —dijo bajo su capucha y arrastrando su pesada guadaña—, los recuerdos hacen que volváis a estar todos juntos otra vez.

© Texto y foto de Jesús García Lorenzo

22 mayo 2020

Aniversario

Este mes hace 11 años que abrí este blog. Lo inicié con una entrada que me gustaría reproducir hoy.

“Este blog es consecuencia de la insistencia de aquellos que acabaron hartos de oírme y no leerme”.

Con este comentario repetiré la entrada que hice en su momento.

Las manos…

Manos asesinas empapan trozos de pollo en veneno macerado en aceite, que esparcirán por el monte para acabar con las alimañas.
—¿Qué tal Manuel?
— ¡Cagüen tó! —exclamó acercándose a la barra.
— ¡Pero hombre! ¿Qué ocurre?
— ¿Ocurrir…? Que un zorro ha entráo, y se ha lleváo por delante seis gallinas. ¡Cojóne!
Al momento un cazador saca del morral media docena de conejos y tres aves dejándolos sobre una esquina de la barra.
— ¡Tío Paco! Aquí tiés unas piezas.
— ¡Bravo! Se te dio bien la caza. Pero… Estas son…
— ¿Qué? ¿Le vá a poné ascos?
— ¡Esta bien! Ahora se los paso a Petra para que los cocine.
Petra sacaba una cazuela cuyo aroma anticipaba el placer del paladar. Los comensales hicieron honor al majar rebañando los platos.
Al atardecer, el médico se personó en el bar pidiendo el conejo al ajillo que se había servido. Al no quedar ni rastro de él pidió una de las piezas no cocinadas.
—Todo lo que tenemos está…
— ¡No me jodas Paco! Tengo a un hombre muerto y tres que la palmarán si no encuentro un remedio.
Petra, asustada, le confesó que cocinó unas aves junto con el conejo.
— ¿Aves? ¿Qué clase de aves?
—Martinetas. Las hice bien rehogadas y con mucho ajo.
Manos asesinas, temblorosas y angustiadas, recogen ocultas los trocitos de pollo empapados, mientras que le agobian los recuerdos al equivocar el aceite.

©Jesús García Lorenzo

13 mayo 2020

La gota

La alegría inundaba el vagón de aquel tren. Todos explotamos de júbilo cuando comenzamos nuestra travesía bajo el Canal de la Mancha.
Alguien, con socarrona ironía, anunció lluvia al ver una gota de agua en la ventana.
Las azafatas aparecieron con los chalecos salvavidas.

©Jesús García Lorenzo