12 julio 2023

La partida

Anoche, cuando volví arrastrándome a casa, cosa que últimamente me ocurre con demasiada frecuencia, me llevé una sorpresa. En el salón estaba sentada en el sofá la triste figura. Vestida de negro, sin su guadaña , sin capucha y con un aire mas moderno que vintage. Pantalones chinos, zapatillas oscuras en lugar de zapatos, calcetines negros, camisa y sin corbata, me miraba con unos ojos azules intensos. Aquel color de los ojos me desarmó, entonces fue cuando caí en su cara. Sus rasgos eran bellos, su faz no tenía nada que envidiar a cualquier modelo de revista mediática.

—Te estoy esperando durante un largo tiempo.

Su voz femenina, susurrante y melodiosa me calmó. No sin dificultad me senté en uno de los sillones del salón, me encontraba casi enfrente de ella. Ella se recostó sobre el sofá cruzando las piernas y esperó a que yo dijera algo.

—¿Cómo?

No acerté a decir nada coherente, intelectual, acertado. Mi corazón se aceleró cuando ella se levantó y pude ver su figura esbelta. Su ropa ceñida mostraba un cuerpo de mujer espectacular, sus movimientos felinos, sensuales e indescriptibles, la llevaron a coger una silla y sentarse frente a mí.

Balbuceaste pregunté si acaso había llegado mi hora, mi momento, mi fin. Ella, sin inmutarse, y al tiempo que volvía a cruzar las piernas, me miró con aquellos ojos intensos, muy expresivos y contestó.

—Todavía no lo he decidido…

Sin saber cómo ni porqué balbuceé algo incoherente, y fuera de lugar.

—Y… ¿Qué debo hacer para que te decidas?

Una carcajada siniestra retumbó por toda la casa, tan fuerte que pensé que los vecinos la habrían escuchado y posiblemente llamarían a mi puerta, o a la policía, pero no ocurrió nada de las dos cosas. Parecía mentira que aquella mujer delicada en sus movimientos, en su forma de expresarse y con su delicada forma de dirigirse a mí, pudiera lanzar al aire una carcajada cargada de terror como la que acababa de producirse.

—¡Perdón!

Hasta su forma de disculparse me pareció sensual.

—Verás, cuando me llegó la orden de venir a por ti, dudé. Repasé tu historial, cosa que siempre hago cuando me llega un aviso de recogida, y pude comprobar que a pesar de todos los pormenores que justifican una recogida rápida y sin problemas, había algo que me hizo dudar si era el momento adecuado.

—¿Y qué es ello?

—No, no te hagas ilusiones, tienes todos los pormenores necesarios para que te vengas conmigo, demasiados diría yo, pero, y ese pero es el que me ha retenido.

Hubo un silencio, que aproveché para interrogarla con mi expresión, ella inexpresable fijó sus delicados ojos azules en mí.

—En un momento de tu vida apostaste por ayudar a una persona, te jugaste todo lo que tenías para salvar a un pobre chico de su miseria y ganaste, aquel niño, hoy hombre, te recordó el otro día, e inexplicablemente realizó una petición que no ha caído en saco roto, y por eso voy a darte una oportunidad.

Inexplicablemente delante de mí apareció un tablero de ajedrez.

—Jugaremos tres partidas, tal y como hiciste en aquella ocasión, si consigues ganar las tres partidas, o dos con una en tablas te salvarás, yo me iré y tu seguirás con tu despreciable vida hasta que me vuelvan a llamar para recogerte. ¿Aceptas?

Acepté. Y comencé a jugar la partida de ajedrez más importante de mi vida. Cada jugada, cada movimiento lo estudié con intensa atención.

Hoy puedo asegurar que jugarse la vida con quien tiene todas las de ganar no fue una buena decisión.


©Jesús García Lorenzo

03 julio 2023

Series de TV


Actualmente las series de TV cuentan con los efectos especiales de la tecnología mas avanzada, pero hubo una época que no importaban esos efectos, o al menos se suplían con inteligencia y buen humor.

Durante dos o tres décadas las series de TV se centraban en sus argumentos, los cuales cuidaban hasta el extremo de que fuera lo más importante de la serie. 

Hay que tener en cuenta los actores, se elegían con cuidado, de forma y manea que no desentonaran con la esencia de la serie. Actores unos que ya eran conocidos, otros que se hicieron famosos a raíz de interpretar el personaje.

Habían series de todo tipo, de humor, policiacas, de distracción, e incluso premonitorias, pero eso ya lo veremos más adelante. Existían muchas series, el motivo quizás fuera que se exhibían una vez a la semana, con los barones para publicidad y en una franja horaria nocturna. Tuvieron mucho éxito, no hay que esconder que, al menos en España, existían dos cadenas y eso favorecía la aceptación por parte de los telespectadores.

Al día siguiente todo el mundo comentaba la serie que la noche anterior se había emitido, con más o menos gracia, o aceptación pero, que a lo largo de los años fue marcando un periodo determinado que hizo que aquellos que tuvimos la suerte de poder disfrutarlas nunca las olvidaremos.

Hoy en día se han querido recordar algunas de aquellas series, realizando películas conejito, algunas , y con “arte chabacano” otras, y digo esto porque unas y otras se han separado de la esencia que las hizo populares para intentar modernizarlas con efectos especiales muy bien hechos pero que distan mucho de captar al espectador en su fiel esencia de la serie.

Como ejemplo de esto último tenemos la serie “Los ángeles de Charlie”, una serie medio policiaca, medio familiar con toques de humor y unos grandes argumentos que transportaban al espectador a incluirse en la trama. Hoy la han transformado en una película violenta, donde el humor se transforma en una mezcla de ruido sangriento con la falta de argumentación.

Por el contrario las películas, transformadas en series, como “Misión imposible”, conservan el misterio con un argumento digno de los años en que fue concebida, pero transformando la ingenuidad de los personajes en efectos especiales que, en ocasiones mejoran algún aspecto de la argumentación del misterio de la misión encomendada.

No me atrevería a decir que las series que hoy en día se realizan son inferiores a las que se realizaban en los años 60, 70 e incluso 80. En España se realizan grandes series que superan y con creces a las antiguas, en argumentación, actuación, e incluso en… lo que algunos califican como enganche del telespectador, pero la ciencia actual está tan avanzada que cualquier cosa que pueda aparecer como novedad a los pocos días es una realidad, por ejemplo la película “El santo”, de esta época, el protagonista utiliza un teléfono móvil con el que el uso de internet le facilita realizar mensajes, correos electrónicos y otras características que cuando la serie se presentó al mundo era una década donde era impensable llevar un teléfono en el bolsillo.

Pero hubo una serie que no tuvo mucho éxito, o al menos no el deseado que se llamaba “U.N.C.L.E”, en España “ Agente C.I.P.O.L.” donde sus protagonistas dos agentes, uno ruso y otro norteamericano unían sus conocimientos para combatir el mal. En esa serie los guionistas descubrieron una forma de comunicación impensable en aquella época, un reloj de donde se desplazaba una pequeña antena y podían comunicarse a distancia. Revolucionario sin duda, sin éxito porque la ciencia de entonces era incapaz de desarrollar aquel avance que los guionistas habían inventado.

En series de humor como “Super agente 86” captaron aquel ingenio para, no sé si criticarlo, o adecuarlo al argumento para que no se olvidara, inventando el zapatofono.

Otra serie que revolucionó la ciencia fue “ Star Trek”, eta fue la serie que transformó al telespectador en fiel seguidor de los avances científicos. En esta serie, que comenzó con un proyecto económico muy bajo, los guionistas inventaron algo que les salvó de ser rechazada, me refiero a la transportación. Realizar un transporte desde la nave interestelar hasta el planeta que su momento tocaba, con los efectos especiales con los que se contaban, resultó cómico, Chavacano e infantil, por lo que se inventaron, un equipo que desafía las células desde la nave y las volvía a reunir en el lugar donde debían transportarse. Fue tal el impacto que causó que los productores consiguieron financiación suficiente para que esa serie tuviera un éxito que hoy en día perdura.

En los años 60, 70 e incluso 80 se realizaron series en TV que tuvieron aceptación y otra que no, pero los que tuvimos la gran suerte de poder vivirlas aún las guardamos en nuestro recuerdo como algo nuestro, de nuestra vida.

Algunos ejemplos de aquellas series: “Los ángeles de Charlie”, “El santo”, “Super agente 86”, “Vacaciones en el mar”, “Los invasores”, “Misión Imposible”, “Bonanza”, “Dallas”, “El virginiano”, “El fugitivo”, “Embrujada”, “La casa de la pradera”, “Los intocables”, “Starky y Hutch”, “Kojak”, “Falcon cresta”, “Mac Gyver”, “Star Trek”, “U.N.C.L.E.”, “Alf” “Sandokan”, “El coche fantástico”, “Colombo”, “Kung Fu”, “ Raices”, “Las chicas de oro”, “Mash”, “El equipo A”, “La familia Monster”, “La dimensión desconocida”.

Si tenéis la suerte de poder localizar alguna de estas series, disfrutarlas no os serán indiferentes.


© Jesús García Lorenzo

01 marzo 2023

Esa mujer que me mostró mi escritor favorito

Después de pensar mucho en alguna mujer que más me ha marcado, y no encontrar a nadie, hice la reflexión al revés: ¿Qué hombre me ha enseñado a una mujer que me ha hecho cambiar el concepto de mi vida?.


Encontré enseguida al hombre, y éste me presentó a la mujer. Ella me mostró la tranquilidad de la resignación, y poco a poco me endulzó el miedo a lo desconocido.


 A través de ella descubrí que el paso no tiene porque ser traumático, y su compañía , a pesar de muchas opiniones, no es ni mala ni buena. 


Los escritos del hombre fueron clarividentes enseñándome como ver a la mujer sin ningún perjuicio, ni juzgar su trabajo ni su aspecto, viéndola tal cual es. A través de sus letras descubrí que el temor se fue alejando, encontrándola natural.


La he visto en la calle, en el cine, en los medios televisivos y me la he encontrado incluso en los medios radiofónicos. Verla cara a cara todavía no, pero todo se andará, no tengo más que tener paciencia y esperar.


¿Su nombre?  La Muerte.


© Jesús García Lorenzo

26 enero 2023

El viajero

No les digo mi nombre porque sería, sino imposible, muy dificultoso de pronunciar, por lo tanto si desearan nombrarme, puesto que he observado que es muy común ponerle un nombre propio a la persona, animal o cosa a la que dirigirse, pueden llamarme Bob; es un nombre corto, que acerca familiarmente al interlocutor y muy escuchado en el mundo a través de las series televisivas y películas del llamado continente americano.


Empezaré diciendo que el viaje que me trajo aquí fue largo, incomodo y no exento de peligros. El motivo de mi viaje, observar, analizar, comprobar parámetros y sobretodo aprender.


El comportamiento humano es variado, imprevisto y en ocasiones dificultoso de comprender. Existen lugares donde el mas común de los comportamientos se considera una aberración en otro, aunque los dos sean vecinos. Prueba de ello son las guerras que se generan por un quítame de aquí esas pajas, expresión que he aprendido de los españoles y que define muy bien los motivos de casi todos los conflictos bélicos.


Tomemos, por ejemplo, una comunidad de vecinos, bien sea en un edificio  en la ciudad como en una ciudad mas o menos grande. Se organiza una reunión —no voy a entrar en el detalle de cómo llamar a esa puesta en común de opiniones—, ¿el motivo? cualquiera, no importa. Siempre, como si fuera obligatorio, existe una persona, un grupo o un inconveniente paradójico que pondrá en entre dicho la cuestión a tratar, su financiación, su administración, su conveniente, y sobre todo el porqué no se ha manifestado antes o porqué no aplazarlo para más adelante, o sea, ¿por qué ahora?


Incomprensible reacción humana a lo que, por el motivo que fuera, era el momento de exponer dicho evento o proyecto. He podido comprobar que ésta, llamémosla, negación visceral es común en cualquier lugar sin importar la distancia que los pueda separar, pero se acrecienta si la cultura primaria se comparte visceralmente.


Jamás he encontrado un lugar, y puedo afirmar que he viajado mucho, en donde no exista algo que, por insignificante que parezca, distinga del resto como para decir que son de otro mundo, pondré algún ejemplo:


El honor. No existe ninguna comunidad, aunque sus costumbres sean diametralmente distintas, cuya cualidad moral no sea defendida hasta incluso con la muerte.


Patriotismo. Aunque algunos lo llaman convicción cívica, y otros civismo comunitario, no es otra cosa que la defensa de las costumbres propias de una comunidad o país. Mas o menos discutible es la forma en la que se defiende dicho sentimiento.


Amor. Sentimiento muy humano, mucho, sin ninguna duda. No importa el lugar que se señale del planeta tierra, aunque sea el más recóndito y mas olvidado, escondido o no descubierto, donde no se sea capaz de matar por conseguirlo.


Avaricia. Cualidad, si es que se puede llamar así, extremadamente arraigada junto con la envidia que incluso pueden llevarse de la mano, sin importar raza, religión o condición humana. He podido comprobar que ningún humano no ha sentido, aunque haya sido por un segundo, una de estas dos  cualidades. Desear ser igual que…, conseguir lo mismo que…, parecerse a…, o soñar vivir como… Casi podría asegurar que son motivo de guerras a lo largo de la historia, de su historia.


Del lugar donde yo procedo se ha luchado mucho en hacer desaparecer sentimiento que obligan a olvidar el motivo por el que fuimos creados.


He realizado varios viajes, en distintas épocas para ver la evolución, su evolución, y he constatado que, aunque diametralmente han avanzado científicamente, estructuralmente e incluso culturalmente, no lo han hecho humanamente.


Mi informe no puede ser otro que nefasto, y así lo haré llegar al consejo interplanetario de la galaxia a la que pertenezco.


© Jesús García Lorenzo