16 abril 2013

Mi mejor amigo







           Ha muerto mi mejor amigo. Mis ojos se han secado de tanto llorar.

            El dolor, transformado, no deja de hacer daño.

           Ya han pasado quince días y apenas me alimento. Cualquier cosa me recuerda su amistad, y a él.

            Estoy hospitalizado con goteros. No quiero vivir, no sin mi amigo.

            Una gran somnolencia me está invadiendo, y a lo lejos, sin mucha nitidez, me parece verlo. Oigo su voz llamándome. El alma se me alborota. Lleva en la mano la correa, y muevo el rabo mientras corro hacia él.

            «Ven chico», me dice al acercarme. «Ahora estaremos juntos para siempre»