23 marzo 2014

Deber y derecho

     —¡No irás!
     —¿Por qué no?
     —¡Estás loco!
     —¿Es que no lo entiendes? ¡Tengo qué hacerlo! ¡Y tú también!
     —¡Dios me libre!
     Jorge salió a la calle con su mejor traje. Repeinado y dispuesto a ejercer su derecho. Allí encontró una cola que daba la vuelta a la esquina, pero en lugar de amedrentarse se colocó en su puesto y esperó.
     Dos horas es lo que aguantó a la llegada de su turno. Se le obsequió con insultos y empujones, pero él firme en su resolución dio la callada por respuesta. Llegado el momento votó.
     Veinte años después…
     —¡Vamos Jorge!
     —¡No tengas tanta prisa!
     —No quiero pasarme mucho tiempo de pie, los tacones me están matando.

     Juan y Jorge, salieron camino del colegio electoral, recibiendo a su paso piropos.

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