Hoy he visto una película que ha hecho que se me inundaran
los ojos. Para hacer honor a la verdad siempre he sido de lágrima fácil, pero
en esta ocasión he visto algo que he querido tener, y no es nada material, como
un fantástico coche, o un magnífico televisor, no, me refiero a uno mismo.
Es cierto que en las películas se
suele enaltecer la vida familiar, sobre todo en las americanas, y lo que vemos
es pura ficción; ya lo dicen: “Hollywood es la fabrica de los sueños”, pero hay
sueños que aunque estén en el celuloide siempre existe un deseo de realidad.
¿Quién no ha pensado en tener un hijo, marido, esposa o una casa como la que
aparece en esta o tal película?, la sinceridad es el primer paso a la felicidad.
Esto no está sacado de ningún papelito chino.
Pero volvamos a lo que me ha hecho
llorar, decía que era una calidad de vida, algo que yo no tengo. He contado con
la protección de los dioses, he tenido un colegio donde aprender, un trabajo
con el que tener todo lo que se puede comprar con dinero y he necesitado,
dentro de mis límites, claro está. Me casé, tuve hijos que me han dado nietos.
He tenido amigos. Quiero decir que he sido afortunado, pero me ha faltado eso
que he visto en la película.
Tengo la edad suficiente para volverme
y arrepentirme. La justa para mirar hacia delante y saber que cualquier
proyecto, o deseo realizable tiene que ser a corto plazo o no lo veré terminar.
Cuando era joven… ¡Ah, cuantos
años!, uno no se detiene a pensar en lo que realmente necesita para alcanzar
estar a bien con uno mismo, se confunden las cosas, se cree que los bienes
materiales y lo que la sociedad impone es el objetivo para estar realmente bien
y aceptado. Los años van pasando y todo va sobre ruedas, cuando se cae se
levanta uno y sigue adelante. Hasta que llega el tropezón, ese en el que la
vida te enseña realmente como eres, y comienzas a levantarte cada vez con más y
más lentitud. Un día te das cuenta que el pesimismo se apodera de tu ser, y
comienzas a ver todo lo que dejaste en el camino por no volverte a verlo.
Entonces, con las últimas fuerzas, intentas cogerlo, pero ya no puedes porque
el tiempo ya ha pasado, ante eso te llenas de valor y te juras que no te
volverá a pasar, y un día, sin saber cómo, ves en una película lo que dejaste, y
quieres tenerlo.
Se, y eso es lo que me hace llorar,
que no lo conseguiré.
Supongo que a alguien que escribiera esto le diría, sin ánimo de pretender dar un consejo que en verdad no está en mi mano ni en mi experiencia, que no hay porqué buscar metas a corto plazo por tener una edad. La vida es como es, ni el más joven sabe lo que le va a pasar mañana ni cuantos años en verdad le quedan, si viviéramos temiendo la muerte no haríamos nada. Así que supongo que al que escribe esto le diría, que se deje de ver películas de Hollywood y empiece a montar la suya propia, que aunque suene a cliché, nunca es tarde. Un saludo.
ResponderEliminarPatricia, eres estupenda. Eres capaz de animar a un texto tan pesimista como este.
ResponderEliminarSaludos