Elena, María y Alba entraron en el Pub para celebrar que habían encontrado trabajo. Pidieron un vodka con naranja cada una.
Sentado en la barra estaba él. Se acercó entablando una conversación, que comenzó siendo banal, y que fue transformándose en interesante.
Él, recibió una llamada en el móvil con la que se excusó dejándolas solas.
Las tres comenzaron a recriminarse comentarios, echándose en cara actitudes. La amistad comenzó a resquebrajarse.
Él, de espaldas, sonreía.
Cuando el tedio disminuye el diablo deja de cazar moscas.
© Texto de Jesús García Lorenzo
Demasiados intereses no compartidos.
ResponderEliminarExcelente. Excelente metáfora, mejor dicho.
ResponderEliminarmuchas veces las cosas no son lo que parecen...asi sucede con los sentimientos y con las personas que creemos mas próximas..siempre hay lugar para una sorpresa. Saludos
ResponderEliminarGracias Eli, Nunca llegamos a conocer a las personas, y menos si por en medio aparece un diablillo.
ResponderEliminarUn saludo.