25 septiembre 2011

Mi mejor historia V

—¡Ja, ja, ja! ¿Queréis que entre en el juego?

Tanto Vida como Muerte lanzaron un “No” instintivo, sabían que una de las reglas era no jugar con un ser vivo. «Abuso de poder», oyeron la primera vez, «Cambio de poderes», la segunda. Esta sería la tercera, y tenía todas las trazas de de ser tres los jugadores.

—Conocéis el trabajo de vuestro oponente, y seguís jugando, ¿acaso queréis que sea yo el jugador? No os ha servido de nada poneros en la piel de la otra, sois caprichosas, maestras en la mentira y crueles. Condiciones del ser humano que lo llevan y lo llevarán siempre al abismo, donde acabaréis sin remedio si no cambias. Así que he decidido que no volveréis a ser lo que antes erais, sino lo que sois en la actualidad. Tú, Vida, te convertirás en las ganas de vivir, salvarás vidas en inculcarás la belleza que oculta el palpitar de un corazón. Serás eso, La Vida, desterrando cualquier recuerdo o vestigio que conserves de tu último trabajo. Y tú, Muerte, a partir de ahora serás todo lo contrario que fuiste, y te emplearás a fondo en tu nuevo cometido. Matarás sin compasión, cobijando bajo tu capa oscura a quién se te ordene. Desecha lejos todo aquello que tenga que ver con la piedad, lástima o remordimiento. Serás cruel y enseñaras a serlo. Cabalgarás junto a La Peste y La Guerra, siguiendo el camino que os abrirá El Hambre. Los cuatro lucharéis sin piedad contra Ella.

Con la última frase Vida, o Muerte, o lo que era y ya no es, se estremeció. Pero obediente se arrodilló con la cabeza gacha aceptando su nuevo trabajo. Lo mismo hizo su oponente.

Ernesto, en un rincón observó toda la escena sin dar crédito. Más que asombro sintió miedo al pensar en lo ocurrido. Se abrazó a la vida cuando en realidad era la muerte y viceversa. «¡Dios mío!», pensó.

—¡¿Qué?!

CONTINUARÁ... (en una semana, o...)

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