17 septiembre 2011

Mi mejor historia IV

En el quirófano el anestesista dio la voz de alarma. El corazón se había parado. Todo el equipo médico se puso manos a la obra para que no perder al paciente.

Vida y Muerte se ven las caras.

—Él me ha llamado.

—¿Y desde cuándo no soy yo quien te llama?

—Déjate de historias, él quiere morir.

—¡No! —El grito de Ernesto fue de pánico.

Vida y Muerte sonríen. Ernesto mira a una y a otra alternativamente sin dar crédito. Estaba claro, la vida y la muerte tenían ganas de divertirse, y lo escogieron a él. ¿Qué hacer?, nada, era el juguete con el que se pasa un buen rato y luego se abandona. Ese era su destino, acabar en un rincón muerto, y en el mismo estado.

Ernesto temblando se separó de Vida, momento que Muerte aprovechó para acercarse a él, pero Vida se interpuso entre los dos, sonriendo a Muerte.

Los médicos luchaban por intentar evitar las subidas y bajadas de tensión arterial que, como en una montaña rusa, sufría Ernesto en el quirófano. De pronto el cirujano jefe, en un acto que fue calificado de locura, lanzó un grito a la vez que le daba un fuerte golpe en el pecho con el puño cerrado.

Sin saber cómo Vida fue empujada a Ernesto abrazándole. Muerte, asombrada dio un paso atrás. Miraron hacia arriba al tiempo que oían una carcajada retumbando por todo el lugar.


CONTINUARÁ... (en una semana)

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