Reza un villancico popular que al portal de Belén han entrado dos ratones, y al bueno de San José le han roído los calzones.
Alrededor de la sala se reunían multitudes ansiosas de saber el transcurso del juicio, unos a favor de los acusados otros, un poco mas alborotados en contra. En el interior se respiraba silencio, un silencio que mostraba solemnidad.
Iban a ser juzgados dos individuos a los que se les acusaba del delito más vergonzoso existente en época navideña.
—¡Todos en pie!
El juez hacía acto de presencia en la sala. El ruido de los presentes al levantarse y luego al sentarse, cuando se lo ordenaron, fue lo único que se escuchó. De repente un grito esbozado por un espontáneo que, abriendo las puertas de la sala de un fuerte empujón, entró e hizo que todos se volvieran dando veracidad a aquel personaje.
—¡Culpables!
La actuación del juez fue rápida y contundente “Que lo arresten”, ordenó dando un fuerte golpe con su martillo de juez. Rápidamente aquel espontáneo fue maniatado y sacado de la sala.
El abogado fiscal comenzó sus alegaciones, describiendo los hechos. Aquellos dos individuos, los acusados, escucharon atentos los delitos de los que se les acusaban.
—Es un hecho, y así lo demostraremos, que los dos acusados robaron, pero no perpetraron un robo cualquiera, no robaron ropa, comida o dinero ¡No! —el fiscal daba énfasis a sus palabras para que las acusaciones fueran, ante los oídos del juez y los espectadores, mas graves de lo que unas alegaciones normales serían—, el robo que organizaron fue cruel y despiadado. Le robaron la dignidad a un padre delante de su primogénito. Esta fiscalía demostrará que sin remordimiento alguno atacaron sin previo aviso…
Las alegaciones del ministerio fiscal se prolongaron con gran teatralidad durante tres cuartos de hora. Llegado el turno del abogado defensor se hizo un silencio sepulcral.
-—¡Señoría! —dijo el representante de los acusados—, mis clientes son culpables, y lo son por una causa indiscutible, y esa es el hambre. ¡Sí!, el hambre, no se sabe lo que significa este sustantivo hasta que se padece, hasta que cualquier cosa parece aceptable con tal de calmarla. No me refiero al hambre que padece un estomago vacío, ni el hambre que deja de pasar frío atroz, ni siquiera el hambre de poder que hace que el corrupto se llene los bolsillos, me refiero a ese hambre que lucha contra la desesperación, contra las ansias, contra las fuerzas de realizar algo prohibido, el hambre de la miseria, de vivir en la inmundicia. Ese hambre les hizo cometer a mis clientes todo eso de lo que se les acusa, pero habría que preguntarse ¿Qué hace el poder establecido para eliminar esa ansiedad? ¿Por qué en lugar de realizar un esfuerzo para calmar ese hambre, se les arrincona, se les hace desaparecer de la vista de los buenos ciudadanos, para que parezca que se vive en un mundo feliz?…
Mientras escuchaban a su abogado los acusados se miraron, y uno le dijo al otro:
—Ves Risqui, ya te dije que era un buen abogado.
—Sí, ¿Y qué pena crees que nos caerá por haber roído los calzones de San José?
©Jesús García Lorenzo
San José será magnánimo en su reclamación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego, Garcías por comentar.
EliminarUn abrazo
Siempre se ha escondido a los pobres para aparentar una estabilidad económica que no se tiene.
ResponderEliminarUn saludo.
En cualquier lugar del mundo, así es.
EliminarUn saludo
Hola, Jesús.
ResponderEliminarSimpático, gracioso cuento, lo he disfrutado. ¡Pobre San José!
Tampoco te has olvidado del trasfondo social: "¿Por qué en lugar de realizar un esfuerzo para calmar ese hambre, se les arrincona, se les hace desaparecer de la vista de los buenos ciudadanos, para que parezca que se vive en un mundo feliz?". ¡Excelente! Que el humor no quite la caridad.
Un beso.
Hola Mónica,
EliminarComo siempre tu comentario es muy bien recibido. Gracias.
Un fuerte abrazo
¡Abogados!, qué bien hablan todos.🤭
ResponderEliminarTanto por la forma como por el fondo ha sido genial. ¡Enhorabuena!.
Y ya que estoy por aquí, desearte unos felices días.
Aferradetes.
Mucha razón tienes.
EliminarMe alegro que hayas vuelto , voy a visitarte.
Un abrazo
Adoro leerte Besos y feliz año
ResponderEliminarMuchas gracias, también te deseo lo mismo.
EliminarUn saludo