El viento alcanza su máxima velocidad, girando sobre sí crea una espiral en forma de garganta hambrienta que va tragando casas, granjas y hasta una ciudad entera.
La fuerza de la naturaleza se desata provocando el pánico.
—¡A cenar!
—¡Ya voy, mami!
Juanito desconecta su trabajo de ciencias, y se dispone a lavarse las manos para cenar.
La naturaleza se queda en calma.
©Texto de Jesús García Lorenzo
Juanito fue el héroe.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola Pitt. Lo es, pero sólo hasta cierto punto.
EliminarUn saludo
Ojalá la pudiéramos dejar en calma a nuestra conveniencia, pero eso seria demasiado poder. Un abrazo
ResponderEliminarHola Ester. Hay que tener mucho poder para poder dejar a nuestra conveniencia las cosas.
EliminarGarcias por pasar.
Un saludo
Una calma que también asusta, dado el relato que nos has traído Jesus!!! Te dejo un abrazo y el deseo de un bonito fin de semana, ojala sin sobresaltos que se hayan escapado del relato!! jajajaj
ResponderEliminarAsí es Eli, asusta saber que hay gentes que dominan nuestro entorno sin poder hacer nada al respecto.
EliminarUn saludo
Juanito controla los universos paralelos que se despliegan.
ResponderEliminarAbrazo
¡Vaya teoría! me gusta.
EliminarUn abrazo
Muy buen relato, me ha encantado. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rocío. Ya me he pasado por el tuyo y me he quedado.
EliminarUn saludo
Ese A cenar llegó a tiempo para no provocar una catástrofe.
ResponderEliminarSaludos y feliz domingo.
A. a veces es mejor llegar a tiempo que volver mil veces.
EliminarUn saludo
A veces estamos tan enfrascados en lo que leemos o vemos que se nos olvida donde estamos realmente.
ResponderEliminarUn abrazo
Es verdad Rita, pero no era el caso de Juanito, parece que tenía un poder especial.
ResponderEliminarUn saludo
Tu relato me a encantado,
ResponderEliminara veces es bueno llegar
tarde que nunca.
Besitos dulces
Siby
Gracias Siby, por pasarte.
EliminarUn saludo
Excelente micro e inquietante metáfora, para el caso de que lo sea. Menos mal que Juanito tiene que cenar, de lo contrario quien sabe. Digo yo, ellos...¡cenarán?
ResponderEliminarPor otra parte, me tomé la libertad de leerlo al revés, desde el final hacia el principio, en ese caso lo peor se desata en medio de la calma de la cena.
Te felicito, Jesús.
Besos.
Mónica, imagino que cenarán, los seres divinos también tienen que alimentarse, por eso existe la frase:" Comida de dioses".
EliminarMuy bien ese ejercicio de leer el relato al revés, muy imaginativo.
Gracias.
Un abrazo
Qué inesperado y qué bonito micro. Me ha encantado.
ResponderEliminarYa volverá a tragar el ciclón cuando el chico termine de cenar... ja, ja.
Encantada de volver a leerte.
Un abrazo
Gracias Volarela. Siempre he pensado que el tiempo que pasa entre desastre y desastre, es por algún motivo, y ¿Por qué no, una cena?.
EliminarUn saludo