24 octubre 2020

El aniversario



«¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Fue algo mágico, nuestras miradas se cruzaron y ya no se separaron. Cincuenta y cinco años hace de aquel momento.

»Hoy Graciela, ¿Te acuerdas de ella? ¡Sí hombre, sí! Esa jovencita del pelo rojo que está estudiando para ser policía, y que cuando era pequeña le dabas clase de matemáticas. Bueno, me ha preguntado por ti esta mañana.

»Todo el barrio te echa de menos, en la panadería, la frutería, el quiosco. Por cierto te he traído tu periódico favorito. ¿Quieres que te lo lea? No, claro que no.

»¡Ah, mira! Hemos recibido carta de Andrea. Dice que hace mucho frío allá en… ¡Bueno, cómo narices se pronuncie aquel pueblo alemán! Dice que no nos preocupemos, que está muy bien.»

Era una tarde de diciembre. Las palmadas de aviso del vigilante se veían ahogadas por los truenos que, aunque todavía lejos, se hacían notar.

—Pero… Herminia… ¿Cómo se le ocurre salir de casa en una tarde como esta?

—Hoy es nuestro aniversario. Mi Anselmo y yo nos casamos, hace cincuenta años, en la iglesia de San Martín.

—¡Felicidades! ¡Ande…! Váyase a casa antes de que caiga lo que viene por allí.

Herminia, con su paso cansado, comenzó a andar los dos kilómetros que separaban el cementerio del pueblo.

A mitad del recorrido cayó una fuerte lluvia acompañada de un relámpago que iluminó toda la carretera.

Resignada y empapada hasta los huesos, continuó su camino mientras hablaba con su Anselmo.

—Casarnos en diciembre y de noche. ¿No hubiera sido mejor por la mañana? ¡Menudo resfriado voy a coger!

La luz de unos faros hizo que se volviera. El vehículo paró a su lado. El conductor de mediana edad, sacó de la guantera un paquete de pañuelos de papel para que pudiera secarse.

—¿Es usted forastero? No recuerdo haberle visto por el pueblo. ¿Conoce alguien aquí?

—Así es, Herminia.

—¿Me conoce?

—Sí. Nos conocimos cuando su Anselmo murió.

El vehículo continuó su camino desvaneciéndose con el ocaso de un relámpago que iluminó todo el pueblo.

Al día siguiente el pueblo entero rendía homenaje a Herminia, a la que un rayo llevó junto a su Anselmo, dejando en la cuneta su vida terrena.


©Texto de Jesús García Lorenzo


22 comentarios:

  1. Que nunca se pierda la magia del romanticismo. Enhorabuena por el relato.

    Un abrazo.

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  2. Al final se volverán a juntar, hay amores eterno son los que duran aun después de la muerte. Un abrazo

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    1. Aunque nunca se separaron mientras Herminia no dejara de acudir.
      Gracias por pasarte.
      Un saludo

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  3. Hola Jesús. Me ha encantado. Magistral modo de llevar al lector a través de esos primeros párrafos, perfectos retazos de información ¡muy bien lograda! que preceden al desenlace. Un relato de abordaje impecable y fascinante. Felicidades.

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  4. Y que mejor que ese aniversario en donde esos seres se vuelven seguramente a encontrar.. Me encanta pensar en el amor después de la muerte y en que nos vamos a volver a ver... Precioso!!!Un abrazo y bonito fin de semana!!

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  5. Hay amores que van más allá de la eternidad... Y este es el ejemplo de uno entre tantos!
    Me ha encantado Jesús!

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    1. Gracias A. Me gusta pensar que la eternidad no mata el amor.
      Un saludo

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  6. La pobre Herminia celebro al fin sus bodas de oro junto a su Anselmo, que era lo que quería. Tierna historia.
    Un abrazo

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  7. Cuando el amor es profundo las almas eternas para siempre. Y es que el amor es la fuerza vital de la vida.

    Besos.

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    1. Muchas gracias María, por tu comentario y seguimiento.
      Un saludo

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  8. Muy emotivo este cuento.
    Lo he imaginado como un cuadro romántico, gris muy oscuro, con la furia de la tormenta desatada sobre la tierna anciana cuyo sólo pensamiento es su amor. Precioso.

    Un abrazo

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    1. La furi de la tormenta es clave en la narración.
      Gracias por comentar.
      Un saludo

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  9. Las magias de to comienzo
    las sombras que luego se viven y se va todo a la merda en esta vida divina de magia eterna

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  10. Que hermoso romance el de tus letras
    nunca se debe perder, ese alimento
    del alma de la persona que se ama,
    emociona lo que escribiste.

    Besitos dulces
    Siby

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