23 julio 2009

Sin titulo merecido

Cuentan que una vez, una ardilla podía recorrer todo el territorio español sin tocar el suelo.

Sin titulo merecido


Hoy me pinté de azul el alma. De azul cielo, que es el color que me gusta. Pero al ver el mundo con su color negro, el azul se tornó descolorido.

Grises que inundan el corazón y los pulmones, impidiendo el respirar de los seres que luchan y huyen despavoridos ante esa mano manchada de hollín cuyo color provoca pánico.

Nubes negras apoderándose del verde esperanza desgarran, mutilan, enturbian y matan, acabando con la alegría del resurgir de la vida. Verdes que se transforman furiosos y que enrojecen con la furia del rojo.

Y la paleta del pintor clama venganza ante el horror. Las pinceladas dibujan guerra, y el óleo más espeso que nunca, lidera la batalla.

En mitad de aquel descalabro surges tú. Altiva, con tu cara cubierta por el capuchón de la eternidad. Cabalgando en tu corcel esquelético recogiendo la cosecha, seres vivos, luchando contra el fuego con el transparente liquido de vida y que al sentirse vencedores, ordenas al viento el cambio de sentido, rodeando, ahogando, matando.

Pero tu victoria es efímera, pasajera e inútil, porque el ciclo resurge, y las manos que hoy te ayudaron, te las llevas con furia por no acabar el trabajo.

Mañana otras manos delicadas cuidaran, mimaran y pintaran el paisaje, sosteniendo en la paleta del pintor el Arco Iris, que te cambiará pincelada a pincelada por vida, serenidad y placentera alegría.

Mientras tú y tus aliados, huís como ratas esperando que no se encuentre el antídoto que os prohíba volver.

Y yo vuelvo a pintar de azul cielo mi alma, que derrama lágrimas de duelo inundando el paisaje.

2 comentarios:

  1. Me ha sorprendido este nuevo registro en tu escritura. Y me ha gustado.
    Un abrazo zurdo.

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  2. Gracias Mariano, poco a poco vamos avanzando aunque sin olvidar los origenes.

    Un saludo

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