17 julio 2009

Deber y derecho

Sin palabras. O mejor dicho. Con todas las palabras.


Deber y derecho



—¿No irás?
—¿Por qué no?
—¡Estás loco!
—¿Es que no lo entiendes? ¡Tengo qué hacerlo! ¡Y tú también!
—¡Dios me libre!

Jorge salió a la calle con su mejor traje. Repeinado y dispuesto a ejercer su derecho, se dirigió al colegio que le tocaba. Allí encontró una cola que daba la vuelta a la esquina, pero en lugar de amedrentarse se colocó en su puesto y esperó.

Dos horas estuvo aguantando a que llegara su turno. Se le obsequió con insultos y empujones, pero él firme en su resolución, dio la callada por respuesta.

Llegado el momento entregó su identificación y votó.

Treinta años después…

—¡Vamos Jorge!
—¡No tengas tanta prisa!
—No quiero pasarme mucho tiempo de pie, los tacones me están matando.

Juan y Jorge salieron camino del colegio electoral, recibiendo a su paso piropos.

6 comentarios:

  1. Bueno, me temo que tendrán que pasar otros treinta años para que los piropos sean sinceros, pero al menos los insultos ya serán aislados.
    Muy bueno, la verdad.
    Besitos/azos.

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  2. Según vemos en los medios ya son aislados. veremos si podemos dentro de treinta años más

    Gracias Mariano.

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  3. Dentro de treinta años, esperemos que sigamos votando, aunque nos duelan los tacones y estos casos sean, como tú dices, aislados

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  4. Hola,Jesús: este micro está una pinturita. Me ha recreado la imagen de un desnudo pintado al carboncillo; ¿has visto? Esas imágenes que en unos pocos trazos transmiten certeramente la expresión, edad y actitud del individuo. Cuando el artista lo logra, claro. Que no es siempre. pero que cuando lo hacen, te quedas con la idea de una persona completa, presentada en toda su carga emotiva, ya sea en la serenidad o ansiedad del espíritu que anima el dibujo en el papel.

    Desde esa óptica, es indudable en esta prosa el acierto total de su estructura como de la idea que transmite.
    De punta a punta y hacia adentro, el contenido es toda una parábola de cómo o cuánto cambia todo, para no haber variado en nada los resultados, en virtud de un continente que en su recurrencia, descorre el velo de cuan frágiles resultan las formas (las normas, el Derecho) que garantizan el contenido; el plexo normativo que habilita el ejercicio del derecho -el fondo de la cuestion- de negarse a cumplir con el Deber, por agotamiento de los sistemas que rigen las comunidades, deviniendo por ende, en ineficaces.

    Mira, yo no sé, tal vez ando divagando a kilómetros del tarro,jeje, pero es una excelente réplica de cómo a lo largo del paso de los años apenas si cambian de protagonistas los deberes republicanos, apagados de eficacia y carentes de credibilidad social.

    Al principio, Jorge formula una encendida y breve apología del ejercicio del civismo. Pasados treinta años, los papeles se han invertido, ya ni ganas le quedan, las costumbres son otras, hay otras alternativas, pero, todo sigue igual.

    Me ha parecido excepcional la idea, y sus accesorios, tan adecuados para acentuar el efecto justo donde debe ser acentuado. Y me arrancó una sonrisa, claro. El detalle de los tacos altos y los piropos, aislados, como el ejercicio efectivo de deberes y derechos, motor de toda sociedad que se precie.

    Aplausos, amigo.

    Te seguiré leyendo.

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  5. Por supuesto Elèna, aunque no nos dejen. Aunque la igualdad, en todos los sentidos, sea una realidad o no llame la atención.

    Gracias
    Un saludo

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  6. ¡Hola Turkesa!

    Es muy agradable, no solo tu comentario sino como lo has hecho.
    Gracias por ver el fondo, por ver más allá (quizás el estar allende los mares me lo ha inspirado).

    Tienes toda la razón en lo que dices y no soy ni nadie ni quién, para rebatirte tu lectura, porque es precisamente lo que quería decir.

    Gracias porque tu comentario me anima. Expresar en un cuarto de página algo que luego se comprende es agradable.

    El hecho de estar en tu querida República Argentina será por lo de estar divagando a kilometros del tarro ¡jejeje!


    Muchisimas gracias por tu comentario, nos seguiremos leyendo.

    Un abrazo
    Jesús

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