14 enero 2021

Turisteando



Desconocía lo imprescindible que era dar leche a los camellos, sin embargo fue condición sine qua non para turistear por el desierto.

Abel-li-Lamed me cobró lo suficiente para alimentarlo durante tres meses, pero los bellos ojos de Adela me miraron y no pude resistirme al atraco.

En un alto del camino pude admirar como el sol se ocultaba entre las dunas, y a Adela cabalgando hacia el ocaso en brazos de Abel.


©Texto de Jesús García Lorenzo

14 comentarios:

  1. Me gusto volver a leerte. Había olvidado lo sabroso que son tus textos en su brevedad y armonía. Me encantan esos fragmentos de tiempo en donde puedo imaginar o incluso completar lo que no se dice en esa historia pequeña en su estructura, pero potente en su fondo.

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    1. Muchas gracias por pasarte, y muchas gracias por tu comentario. Espero que no tardes en pasar.
      Un saludo

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  2. Una imagen que queda bien patente en la retina de nuestra lectura.

    Saludos.

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  3. Curioso, nunca se me ocurrió hacer ese tipo de turismo. Un abrazo Jesús

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    1. No sé que contestarte, nadie merece que su pareja se separa de esa forma.
      Un saludo

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  4. ¡Qué bonito!Mereció la pena el atraco.
    Un abrazo, Jesús

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  5. Tu texto es poético y muy ilustrativo, según lo leemos lo vemos como si de un corto se tratara. Genial.
    SAludos.

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    1. Gracias Manuela por tu comentario, intentaré seguir así.
      Un saludo

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  6. Una puesta de sol entre las dunas merece la pena el atraco pero ¿no serias tu el que tenia que cabalgar hacia el ocaso con Adela en vez de Abel?. Me ha gustado Jesús.

    Abrazos.

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    1. Ja, ja, ja, si, así es, pero las cosas no siempre salen como uno las imagina.
      Un saludo

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  7. Hola Jesús.
    Humor y poesía nos traes en este breve texto de un breve amor al que le vale eso de "si breve, dos veces bueno". Un airecillo pícaro hace brillar el final inesperado.

    Como siempre, te has lucido.

    Un beso.

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    1. Muchas gracias Mónica. En efecto es un amor breve, o lo ha sido siempre.
      Un abrazo

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