El destino de una estrella
Érase una vez…, una estrella muy, pero que muy pequeña. Sus hermanas se burlaban de ella por su minúsculo tamaño, y por la poca intensidad de luz que emitía en el firmamento.
—¿A dónde vas, enana? —le decían sin ningún miramiento.
Decidió, ante el rechazo, desplazarse a una galaxia cercana. Al verla llegar se rieron de ella.
—Pero si brilla menos que una linterna —comentaban unas.
—Aquí no tienes cabida —dictaminaban otras.
La pequeña estrella saltó de nebulosa en nebulosa, y siempre con el mismo recibimiento. Sola y desamparada se puso a llorar. Un agujero negro que pasaba por allí le preguntó por su llanto, y ella contestó que nadie la quería por su diminuto cuerpo.
—No te preocupes, ven conmigo, yo te haré grande.
—¿De verdad? —preguntó entusiasmada.
—¡Claro! Te daré masa con la que podrás aumentar tu tamaño y tu luminosidad.
La estrellita sonrió y se dirigió hacia el agujero, pero a mitad del camino un meteorito le gritó: “¡No, cuidado, te engullirá como hizo con mis hermanos!”.
—No le hagas caso. Ven.
—¡No, estrellita! Si entras no regresarás nunca —le gritó el meteorito.
Estrellita miró al agujero, y al verlo tan negro se asustó alejándose de él.
—Ven conmigo, te enseñaré lugares que nunca habrías imaginado —dijo la piedra errante.
Al acercarse al asteroide éste comenzó a girar alrededor de ella.
—¿Qué haces? —preguntó algo mareada por seguirlo.
—La atracción gravitatoria. He entrado en tu campo de gravedad, y así estaré hasta que sea atraído por tu masa y forme parte de ella —gritó entusiasmado el meteorito.
—¿Y no te da miedo?
—¡Que va, al contrario, es lo que estaba buscando!
Estrellita y su amigo viajaron por el universo encontrándose con otras piedras que se unieron a ella. Poco a poco Estrellita fue ganando masa, y su luz cobró intensidad. Creyéndose mejorada volvió con sus hermanas, pero otra vez sintió el rechazo.
—Vete de aquí, nos deslumbras.
—¡Fuera! Eres demasiado grande, aquí no cabes.
Entristecida, buscó en el firmamento un lugar apartado donde pasar la vida solitaria a la que se veía condenada.
«No sirvo para nada, soy un fracaso como estrella», pensó, y se resignó a su soledad.
A través del telescopio, un rey descubrió a Estrellita. Realizó sus cálculos, y comprobó que siempre se movía en la misma dirección. Al Oeste.
El rey Baltasar recibió la visita de su amigo Melchor, ambos estudiaron aquella estrella, y llegaron a la misma conclusión. Decidieron seguirla.
En el camino se encontraron con Gaspar a quien también le había llamado la atención el cuerpo celeste. Los tres reyes se unieron en su trayecto.
Estrellita lloraba su aislamiento. Sus lágrimas, revoloteando detrás de ella, formaron una gran cola que, al reflejar su luz, le proporcionaba un aspecto majestuoso. De pronto una voz dulce y profunda la llamó.
—Estrellita.
—¿Quién me llama? —preguntó asustada.
—Soy tu creador —dijo la voz—, no tengas miedo. Tienes una misión que realizar.
—¿Una misión?
—Sí, aquella para la que fuiste creada. Servir de guía.
—¿Guía, para quién?
—En aquel planeta azul hay tres reyes que siguiéndote encontrarán al que buscan.
—¿Otro rey?
—Sí, al Rey de reyes que ha nacido en un lugar llamado Belén.
—Belén, ¡qué bonito!
—Por ello serás conocida, a través de los tiempos, como la estrella que los guió. Serás la estrella de Belén.
Cada veinticuatro de diciembre, en el firmamento hay una estrella brillando más que las demás. Orgullosa y sonriente sirve de guía para aquellos que buscan su destino.
Feliz Navidad a todos.
©Texto de Jesús García Lorenzo
Un bello cuento navideño a la antigua usanza que me ha hecho recordar la infancia.
ResponderEliminarGracias por ello.
Saludos.
Muchas gracias Pitt, me alegra que te recordara la infancia, es algo que no debemos olvidar nunca.
EliminarUn saludo
Qué precioso cuento de Navidad, querido primo, me he emocionado con esa estrellita ¡inspira tanta ternura.!.. Mil gracias, Jesús, un abrazo grande para ti y toda la familia
ResponderEliminarGracias prima, un abrazo y besos para todos vosotros.
EliminarFeliz Navidad, este hermoso cuento ayuda. Un abrazo
ResponderEliminarEster, gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo
Qué bonito,Jesús!! Se me ha puesto la piel de gallina.Tu admiradora desde los Viernes ensayo.
ResponderEliminarHola Deu, muchas gracias por tu comentario, y Los viernes ensayo qué lejos están, pero con un buen recuerdo.
EliminarUn saludo
Muy bonito. Que tengas una navidad maravillosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rocío, que la navidad sea muy buena.
EliminarUn abrazo
¡Qué bonita y tierna historia , Jesús! Me ha encantado. Es un cuento de Navidad precioso.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro que te haya gustado.
EliminarUn saludo
Precioso cuento de Navidad Jesús, lo ha leído con mucha ilusión.
ResponderEliminarAbrazos.
Conchi es un placer leer tu comentario.
EliminarGracias
Un abrazo
tu blog tiene magia hoy que nos limpia el alma y es una bendición
ResponderEliminarMuchas gracias Recomenzar, nunca pensé que mi blog tuviera magia como dices.
EliminarUn saludo
Un cuento ideal para que sueñen los niños. Hace falta un poco de inocencia en estos tiempos...
ResponderEliminarFeliz Navidad y muy buen 2021 :)
Saludos :)
Muchas gracias Volarela. Estoy de acuerdo en que nos hace falta un poco de inocencia.
EliminarUn saludo
Wowww cuanta magia tienen
ResponderEliminartus letras,es bello lo que
escribiste, se ve iluminado
tu espacio, felicidades mi amigo
en estas Navidades y en este nuevo
2021, que esperemos nos conceda
las ilusiones que el mundo le
pide que nos traiga.
Besitos dulces
Siby
Gracias Siby, te deseo una feliz navidad y un gran año nuevo.
EliminarUn saludo
Hola Jesús: Lamento llegar tan a destiempo a este maravilloso cuento. Su lectura terminó con unas lágrimas cayéndome sobre el móvil, ese tipo de lágrimas propias de la niñez. Tu cuento despertó, por lo menos en mí, una inocencia que ignoraba. Toda la historia es hermosa, está contada con cuidado y dulzura, es directa y sutil a la vez. Estrellita representa también distintos movimientos del espíritu: Tristeza: "Sola y desamparada se puso a llorar"; tentación, la del agujero negro: "No te preocupes, ven conmigo, yo te haré grande"; desolación: "No sirvo para nada, soy un fracaso como estrella»; y consolación: "Por ello serás conocida, a través de los tiempos, como la estrella que los guió. Serás la estrella de Belén".
ResponderEliminarUn cuento estupendo, cálido, directo al corazón sin ahorrarse matices de la travesía espiritual de las almas. Lo que te dije: una maravilla.
Un beso grande, Jesús.
Muchas gracias Mónica. Siempre es bueno sentirse niño/a aunque sea por un momento. Nunca debemos perder a ese niño/a que tenemos dentro, y ¡Ay! de aquel que lo haya perdido.
ResponderEliminarMe encanta que te guste el cuento.
Un abrazo