El escritor no recuerda las palabras. Se muere, y no sabe cómo explicarlo, porque se le ha olvidado escribir. Delante de la página en blanco se desespera, enfurece y llora.
El escritor ha muerto. Las palabras van a su entierro, y sus letras caprichosas se ordenan formando su epitafio.
«Aquí yace el fin del hombre. Su obra deambula por el mundo»
Estoy pasando por un momento igual, Jesús, la hoja en blanco; espero que pronto lo superemos.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo superaremos, al menos eso espero antes de que la hoja se vuelva amarillenta.
ResponderEliminarUn abrazo
Jesús
El escritor no muere, solo se adormece, pero volverá. Siempre vuelve. Aquí le esperamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Ehse
Curioso, Jesús, pero no me lo creo. No en ti. Como dicen, como mucho el escritor se está tomando unas vacaciones. Y cuando vuelva regresará con más fuerza. :)
ResponderEliminarUn saludo pre-navideño