04 noviembre 2025

La discusion

Conozco este lugar donde un poeta y un narrador discutían sobre qué disciplina literaria podría describir mejor a la Muerte.

El narrador valora la brevedad de las frases sin metáforas. El poeta, con puntería, dirigía su argumento hacia los sentimientos y sensaciones.

––La poesía ––decía el poeta–– puede hacer sentir al lector que está muerto, mientras que el relato solo puede hacer que lo imagine.

––¡Ja! ––replicaba el narrador––, el relato envuelve al lector en el miedo que la presencia de la negra figura transmite.

Después de muchas discusiones, el narrador sacó de su bolsillo una llave y se dirigió a un buró que estaba cerrado con un candado. Aquella llave pequeña abría el candado que, por el tamaño de su cerradura, era, tambien pequeño. 

Al abrir el escritorio, sacó de uno de sus cajones una baraja de Tarot.

––¡Oh, vamos!––dijo el poeta ––¿No me dirás que crees en esas cosas?

––¿Y por qué no?

––No me extraña que pienses que el relato es mejor que la poesía.

El narrador barajó las cartas, y se las dio al poeta para que realizara el corte. El narrador destapó la primera «El Mago».

––El poder creativo. ¿Vamos a ver la siguiente?

El poeta miraba al creador con interés. «Acaso se creerá todo esto», pensaba, a la vez que estaba interesado en ver qué otra carta sacaría. «La muerte». El narrador abrió los ojos de par en par sin decir nada.

––¡Vamos! Dime qué significa eso. No me dirás que voy a morir.

––No, creo que debemos dejar esta tontería y seguir con nuestra discusión. Por cierto, ¿cómo describiría tu poesía esta situación?

El poeta sonrió e improvisó unos versos donde se describía la torpeza, la mentira y el miedo. El narrador se sintió ofendido y narró unas líneas en las que expresaba el miedo como conductor de un sentimiento transmitido por un solo dibujo.

Sentados en unos buenos y cómodos sofás, y con un vaso de buen néctar escocés en la mano, continuaban su discusión sin importar la cantidad de horas que llevaban.

Sonaron unos golpes en la puerta y al abrirla no encontraron a nadie. Cuando volvieron a los confortables sillones, una mujer, de una belleza insultante, les aguardaba para integrarse en el debate. Sorpresa, temor, miedo. Luego paz. Sentimientos surgidos al oír su nombre, y luego continuaron la discusión por toda la eternidad, en ese lugar que conozco muy bien.

1 comentario:

  1. No creo que lleguen a un acuerdo, aunque los dos puedan escribir lo mismo.
    Al final, también sintieron de la misma forma. ;-)
    Buen relato, Jesús.
    Un abrazo.

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