02 septiembre 2013

Amor


En una ocasión un amigo me dijo que somos irremediablemente propiedad de la muerte y, que al nacer nos deja en las manos de una niñera, La vida, hasta que maduramos. Y nació este micro.

Amor

Yo no le tengo miedo a la muerte. Cuando era niño, mientras dormía se me apareció una oscura figura que, sujetando en su esquelética mano izquierda una guadaña y con la cara oculta por una gran capucha, me dijo con voz tranquilizadora:

—Oirás muchas cosas sobre mí, pero nunca tengas miedo, porque a lo largo de la historia las madres jamás han hecho daño a sus hijos.

8 comentarios:

  1. Es una buena manera de relacionarse con la muerte, e ir soltando el miedo que se le pueda tener... supliéndolo con amor.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Vaya cambio de perspectiva...

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Jesús, que me he confundido antes de blog, qué vergüenza, jajaj.
    Bueno, lo que importa: el micro es muy bueno.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado mucho tu relato. Muy descriptivo. Me parecía estar viendo a la muerte a los pies de la cama :)
    Y muy bien rematado.

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado, me ha estremecido y a la vez enternecido. UN saludo! :)

    ResponderEliminar
  7. Me gusta la forma en que introduces el relato y la forma en que termina, como una demostración de lo anteriormente descrito.

    Lo he disfrutado.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Tal vez sea una madre que deja que sus hijos aprendan solos las de la lecciones de vida.
    En todo caso hay muuucho que aprender.
    Abrazos.

    ResponderEliminar