Con el siguiente cuento os deseo, a todos, muchas felicidades en estas fiestas de Navidad, y un muy próspero y feliz año 2011.
Estrellita
Miró a través del telescopio, y vio una estrella errante. Rápidamente José llamó a su padre y le mostró su descubrimiento.
—¡Ah, sí! —Dijo el padre—. Es Estrellita.
—¿Estrellita?
—¡Claro! ¿No te acuerdas?
José recordó el cuento que su padre le contó una noche de tormenta para que olvidara sus temores.
—Sí, sí la recuerdo. Aquella estrella chiquita que nadie quería.
—Eso es, y que llegó a convertirse en la Estrella de Belén.
—Pero si falta mucho para Navidad.
Su padre sonrió, y mirando al cielo le dijo:
—Dicen que si a una estrella errante le pides un deseo… a veces se cumple ¿Por qué no lo intentas?
José volvió a mirar por el telescopio, admiró su cola y el brillo de su cuerpo. Sin saber cómo, se descubrió pidiendo un deseo, y sonrió.
A los pocos días, José se dirigía, acompañado de sus padres, al hospital donde ingresaría para una intervención arriesgada y difícil. Al llegar, su padre lo cogió en brazos, mientras su madre montaba la silla de ruedas.
La operación no tuvo éxito, y al cabo de unas semanas José volvió a casa. La primera noche buscó con su telescopio aquella estrella a la que la había pedido un deseo. No la encontró.
Cuando comenzaron las clases José recibió un regalo. Una silla de ruedas eléctrica. Con ella podría moverse sin esfuerzo por el campus, y desplazarse hasta la biblioteca sin que nadie le ayudara a subir la empinada cuesta de acceso.
Al llegar Navidad, su casa se llenó de colorido y de ambiente navideño. El día de Noche Buena se recibió en casa a un viejo amigo de su padre, el cual se había mudado al barrio. Contó que había enviudado y vuelto a casar, y que tenía una hijastra dos años menor que José. Fueron invitados esa noche a cenar y así conocer a la nueva familia.
Cuando José vio a María quedó embrujado por su belleza. Después de la cena, María quiso ver el telescopio del que tanto se había hablado durante la velada. José buscó un planeta para deslumbrarla. Encontró a Saturno, que lucía majestuoso con sus anillos, y la invitó a mirar.
—¡Vaya, es maravilloso! Pero… ¿Qué es eso?
José, que estaba admirándola, no se percató de su pregunta. Ella lo miró a la cara y sonrió.
—Me ha parecido ver una estrella fugaz…
José cambió su cara de bobo por la de interés, y se pego al telescopio. Buscó y la encontró. ¡Era ella! Estrellita había sido fiel a su cita, y esa noche había aparecido para anunciar el nacimiento del niño Dios.
María se interesó por la historia que José le estaba contando, aquella en la que una estrella diminuta fue apartada, y que con ayuda de sus amigos los asteroides fue ganando masa y esplendor, para poder así convertirse en la estrella de Belén.
—¿Entonces, aparece todos los años en esta noche para indicar el destino de quien la ve?
—Así es.
María lo miró a los ojos y esbozó una sonrisa.
—¿Y se le puede pedir un deseo?
José no contestó. María sin hacer caso al silencio de José volvió a mirar por el telescopio. Algo más fuerte que una amistad surgió entre los dos.
Los años pasaron, José y María acabaron la carrera, y consiguieron trabajo uno lejos del otro, pero cuando llegaba Navidad se volvían a reunir en la cena de Noche Buena, donde como una costumbre se reunían las dos familias. Una de aquellas noches de Noche Buena, María y José observaban juntos por el telescopio a la estrella de Belén, que nunca faltaba a su cita, y José le declaró su amor teniendo a Estrellita como testigo.
Los problemas de distancia se solucionaron y pudieron casarse y formar un hogar. Al poco tiempo José recibió una buena noticia. María estaba embarazada.
El día de Noche Buena María notó las primeras contracciones, las complicaciones físicas de José, al estar en una silla de ruedas, impidieron que la acompañara al hospital. Una vecina la llevó, mientras que su marido se encargó de que José pudiera llegar. Cuando llegaron María ya había ingresado en quirófano, de urgencia. A José le informaron que había habido un desprendimiento de placenta. José sentado en su silla frente a la puerta de los quirófanos, rezó, y lo hizo a quien en ese momento le vino a la cabeza, a Estrellita, la estrella errante que fue testigo de su amor.
A los pocos minutos apareció un médico con un bebé en brazos. Desde la línea dibujada en el suelo, que marcaba hasta donde se podía llegar sin equipamiento adecuado, el médico le enseñó a su hijo.
—Es un niño, el pediatra le ha examinado, y está sano y fuerte.
—¿Y María?
—Está despertando de la anestesia, la subirán a la habitación en cuanto despierte del todo, le aconsejo que la espere allí. Al niño lo subirán con ella.
A José se le inundaron los ojos y fue directo al ascensor. Al llegar a la habitación estaban esperándolo sus padres y los de María. Se le abrazaron y preguntaron. Antes de que contestara aparecieron por el pasillo María y el niño.
Al ser el primer bebé nacido en la noche de Noche Buena, las enfermeras, bedeles, enfermeros y camilleros, se acercaron a la habitación con pequeños regalos y felicitaciones.
Avanzada la noche ocurrió algo extraño. Una luz blanca inundó la habitación donde se encontraban José, María y su recién nacido. José se acercó a la ventana preguntándose qué era aquella luz, pero María, con una sonrisa, lo sacó de dudas.
—Es Estrellita. Viene a conocer a nuestro hijo.
Junto al telescopio, a los cinco años de su nacimiento, el hijo de José y de María, escuchaba con los ojos bien abiertos la historia de Estrellita. Aquella estrella errante que guió a los Reyes de Oriente hasta el portal de Belén.
Para aquellos que no recuerden la historia de Estrellita, ir en el siguiente enlace, o ir a la parte derecha de este blog, y buscar en diciembre del 2009 el cuento "El destino de un estrella".
http://luzypapel.blogspot.com/2009/12/el-destino-de-una-estrella.html
Saludos, Jesús, mi respectivo comentario te lo dejé en prosófagos, celebro que le hayas dado ese toque a Estrellitas que lo hace más entretenido.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola, Antony, por los dos comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo
Jesús
WOW!!!!!! EXCELENTE TU BLOG TE INVITO A QUE TE PASES POR MI NOSTÁLGICO, OSCURO, TRISTE Y DEPRESIVO BLOG DE INVIERNO BIPOLAR PARA QUE ME DES TUS MAS SINCERAS IMPRESIONES AL RESPECTO. DESDE HOY TE SIGO. TE ESPERO POR EL MIO ...
ResponderEliminarwww.juancarlosmcdonald.blogspot.com
Bonito cuento navideño.
ResponderEliminarFeliz año 2011 para todos.
Digno cuento Navideño, sí señor. Lo mejor: que no sale Papá Noel por una vez...
ResponderEliminarEn serio, me ha gustado.
Te deseo unas felices Navidades y un muy buen año 2011.
Que la musica te acompañe como aliada allí donde estés.
Un saludo, compañero.
Feliz año, Jesús.
ResponderEliminarGracias Milena.
ResponderEliminarFeliz año para ti también.
Gracias Beren. ¿Papá Noel, quién es ese?
ResponderEliminarLos tres Reyes Magos los número UNO, aquí y en China, que si no los conocen dales tiempo.
Muy felices para ti también, y ella con sus notas juguetonas te rodeen de felicidad.
Un saludo
Jesús
Gracias Elèna, muy feliz año para ti también.
ResponderEliminarUn saludo
Jesús
Jesús, todo un cuento navideño, tiene todos los ingredientes. Me ha encantado, está lleno de esa magia resultante de la mezcla de la bondad y la ternura que inunda tus sentidos al leerla, muy bien transmitida, uno se mete en esa aureola mágica desde las primeras líneas. Me gusta mucho la historia de Estrellita y los Reyes Magos, siempre los Reyes, por supuesto, tienen mucho más encanto, glamour y magia que el Papa Noel ese. No hay color.
ResponderEliminarUna historia de amor preciosa que supera los obstáculos (el amor si es verdadero siempre triunfa), entre José y María, que no es casual sus nombres, sino parte de la magia que impregna todo el cuento, aunque no dices el nombre de su hijo, imagino cuál debe ser, o el que me gustaría que fuera.
Un poco tarde, disculpa, espero que después de fiestas pueda tomar otro ritmo, como me gustaría. Es uno de mis propósitos para el año nuevo. Te deseo que el año nuevo sea inmejorable, y que disfrutes de este día de Reyes y que te traigan muchos regalos.
Ah, aprovecho para felicitarte por la mención de tu cuento “La rata”. Lo leí a vuela pluma, pero quiero leerlo y comentarlo como se debe. Este año no ha estado nada mal para ti, me alegro y espero que este 2011 sea igual o mejor que el anterior.
Un abrazo grande,
Margarita
Margarita, muchas gracias por pasarte, y gracias tambien por tu comentario.
ResponderEliminarConcuerdo contigo, los Reyes Magos mucho mejores que Papá Noel.
Te deseo para ti tambien que los Reyes hayan sido generosos, y que este año 2011 sea muy grande en exitos.
Un abrazo
Jesús
Hermoso y oportuno cuento navideño, basado en una historia donde no falta el drama, sin embargo los personajes son tan puros en su espíritu que permiten que los sueños se hagan realidad, abriéndose a la magia siempre eficiente del amor.
ResponderEliminarUn poco tardíamente, agradezco que escribas y nos regales estas historias,en épocas tan especiales como es la Navidad.
Que sea un bonito año para vos y los tuyos, Jesús, pleno de bendiciones y con mucha Paz.
Un abrazo grande.
La Navidad es una etapa de la vida que se repite cada año, y a medida que transcurre la vamos viendo de distinta altura, pero con el corazón ilusionado.
ResponderEliminarEl drama de la vida forma parte de ésta, y aunque se intenta olvidar en Navidad, es precisamente en esa fecha cuando más crece.
Tambien te deseo a tí y a los tuyos que este año sea el mejor de muchos que lo superarán.
Un abrazo
Jesús