—¿Por qué lloras niña?
—Porque mi amor se va en aquel barco queriendo hacer fortuna para poder casarnos.
—¿Acaso no le quieres pobre?
—¡Claro que sí!
—¿Y lo has dejado marchar?
La gaviota abriendo sus plumas al viento se elevó repitiendo: “Dejado marchar…, dejado marchar…”
Las lágrimas de la niña se amontonaron en sus ojos con más intensidad.
Hola, Jesús, no conocía tu blog, gracias al Blogtroll estoy aquí, y este cuento me parece haberlo visto en el foro.
ResponderEliminarCreo que es un micro en el que el título de ninguna manera debe pasar inadvertido, forma parte ineludible del cuento para su total comprensión.
Un abrazo,
Blanca
Hola, Blanca, qué alegría verte por aquí.
ResponderEliminarEfectivamente, lo publiqué en el foro, me alegra que lo recuerdes.
El título es la mitad del cuento, quizá la mitad que, como dices, es la que lo hace comprender al lector.
Gracias por acercarte y comentar tan generosamente.
Un saludo
Jesús
Este micro es una clara muestra de cómo se puede lograr, con poquitas palabras, un texto literario que impresiona por su sensibilidad y su fuerza.
ResponderEliminarUn abrazo, compañero...
Ah, la soledad del amor ausente… y la dicotomía de la desesperanza y la fe en una sola imagen. Me agradó bastante esta yuxtaposición poética.
ResponderEliminarSaludos,
D
Esther. Gracias, gracias y gracias.
ResponderEliminarNada más.
Un abrazo
Jesús
D, te voy a dar las gracias dos veces, una por acercarte a mi humilde blog, y otra por tu comentario que si no fuera por mi edad enrojecería.
ResponderEliminarUna tercera porque creo que eres tú el decimotercer seguidor que tengo¿?
Un saludo
Jesús
Querido Jesús
ResponderEliminarTu sensibilidad se manifiesta en todos tus textos. Es la delicadeza de la visión masculina la que hace que como este micro, todos tengan una belleza intrínseca que crea sismos en el corazón.
Besos y papachos :)
L OxoOOxxXOoO
Sobreíntima, muchas gracias.
ResponderEliminarNunca pensé que mis textos llegaran a crear terremotos, aunque siempre es mejor que pasar despercibidos.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo
Jesús