04 enero 2010

El clarinete


El clarinete



¿Qué es un pentagrama sino el lugar donde se crean sentimientos? Entre sus líneas, la mano diestra del autor coloca, con su batuta con punta de grafito, notas juguetonas. Las corcheas y semicorcheas junto con las fusas y semifusas, provocan que las negras desbaraten el espectro sonoro.

—¡Silencio! —Ordena la clave— El maestro está creando.

Las alteraciones obedientes ocupan sus posiciones. El compás da sus instrucciones. La armadura de la obra está completa.

El lápiz, extensión física de una mente privilegiada, pinta la música que, con la complicidad del aire al vibrar, describe un paisaje, una pasión, una situación.

¿Resultado?, una obra con nombre de mujer en donde el sonido redondo de un instrumento de madera, atrevido y espectacular, habla de un amor no correspondido.

Javier observa la partitura, ve como las notas se revelan a lo largo del papel pautado. Las estudia, analiza, y con ayuda del metrónomo, las mide.

Sus dedos, ya viejos, no responden al juego. No están ágiles. Sin embargo lo intenta una y otra vez. Vuelve a observar la partitura, repasa mentalmente los tiempos, la medida, y su traspié.
Cansado y defraudado, limpia su instrumento dándole un descanso a éste y a su ánimo.

Al día siguiente lo intenta de nuevo, pero sus dedos; “¡malditos dedos!”. Otra vez cede decepcionado.

Un día, con los ojos inundados, toma una decisión. Durante un ensayo comunica su abandono. Los intentos de su maestro y sus compañeros para que desista son infructuosos. Javier da el gran paso al otro lado y se convierte en espectador.

Los músicos ofrecen un maravilloso concierto. Javier, entre el público, disfruta de la interpretación. Las notas bailan caprichosas. Las corcheas y sus hermanas menores se revelan, los silencios separan el tumulto.

Suena el clarinete. Javier cierra los ojos. Repasa una a una cada nota. No puede evitar que las lágrimas resbalen por su rostro.

El público aplaude la maestría, vitorean al director y a la orquesta. Los músicos se retiran, los aplausos cesan, y el escenario se queda vacio, en silencio y a oscuras.

Una noche, en un ensayo, alguien lleva una noticia que, como la pólvora, recorre cada una de las cuerdas de la orquesta. Javier, al terminar el último concierto, sufrió un infarto que no pudo superar. El director sugiere, como homenaje a Javier, volver a tocar aquella obra en el próximo concierto.

Comienza el ensayo, y cuando llega ese pasaje, el clarinete solista se equivoca. El director detiene el ensayo. En ese momento comienza a oírse un clarinete que, con una maestría insuperable, interpreta todas las notas.

Cuentan que cada vez que la orquesta ensaya aquella obra, los músicos callan, y cerrando los ojos sienten entre ellos a Javier tocando su clarinete.

2 comentarios:

  1. que bonito jesús , algún día ,espero que lejano , nos tocará a nosotros.

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  2. Hola obus, espero que sea lejano, aunque no sé, no sé. je je je

    Un saludo
    Jesús

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