16 noviembre 2022

El diario

Ella guardó una rosa como recuerdo de su amor, una rosa entera sin deshojar. El tiempo la fue marchitando poco a poco. La falta de riego, de amor y la distancia fueron transformando sus hojas en quebradizas y de un color de muerte.

El diario donde ella escribía fue olvidándose. A las emocionadas páginas que describían una pasión siguieron otras de quejas y de desasosiego, hasta que el hastío dejó las páginas en blanco.

Un día ella volvió a enamorarse y la fiebre del amor surgió como una febril enfermedad. La pluma volvió a escribir apasionadamente olvidando la vida anterior. Páginas nuevas  donde se desbocaba la ilusión y el deseo.

Un día dejó de escribir, en la última página puso: “Me caso”.

Un anochecer de lluvia intensa se iluminó el desván, unas manos suaves y delicadas rebuscaron en un halcón. Las lágrimas, húmedas de añoranza, resbalaron por su mejilla  mojando aquella rosa grisácea que se deshacía entre los dedos de aquellas manos  deseosas  que el tiempo se hubiera detenido años atrás.

Me entristecí, al tiempo que sentí el calor de su pecho al ser abrazado. Mis páginas se estremecieron cuando su voz susurrante leía lo escrito sobre ellas.


 ©Jesús García Lorenzo

10 comentarios:

  1. Muy bueno. Te aseguro que yo he llegado a emocionarme leyendo mis antiguos diarios. Aunque también me he dicho: serás tonta.

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    1. Los recuerdos nos producen una mezcla de desazón y bienestar volviendo a sentir, aunque solo sea por un momento, lo que se sintió entonces, pero cuando esos recuerdos son tan íntimos como los que se desbordan en un diario pueden llegar a ser muy intensos. No Amparo, no eres tonta eres sensible.
      Gracias por comentar. Un abrazo.

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  2. Leer el diario propio o consultar una agenda antigua despierta recuerdos. Me ha encantado y lo he disfrutado despacio. Abrazos

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    1. Gracias Ester, es cierto que cualquier lectura, olor o consulta despierta o puede despertar unos recuerdos que a veces pueden afectarnos emocionalmente.
      Un abrazo

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  3. Un diario es lo más íntimo de una persona...
    A veces me he visto así al leer un simple libro de recetas, escrito a mano, de mi madre.

    Aferradetes, Jesús.

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    1. Es cierto que el diario es muy íntimo, pero lo es más los sentimientos que despiertan cuando al cabo de un tiempo se lee, es lo que le pasa a la segunda protagonista de esta historia, aunque al protagonista también le afecta.
      Un abrazo

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  4. Creo haber dejado comentario, si miras en spam seguramente se ha quedado por ahí enredando. ¡Estoy de Blogger hasta el moño!.😤

    Aferradetes, Jesús.

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  5. Hola, Jesús.

    Tierno y lucido viaje al pasado en las páginas de un diario que, desde la lectura, imagino en tonos sepia. Me ha gustado mucho el recurso de que el diario tome la palabra, para reflexionar, emocionarse y presentar nostalgias de amores idos.
    Solo una frase me ha hecho ruido: "fiebre del amor surgió como una febril enfermedad"; fiebre y febril como que se chocan en el mismo párrafo. Por lo demás, una joyita del arcón de los recuerdos.

    Un abrazo.

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    1. Hola Mónica, gracias por tu comentario, y muchas gracias por la corrección, (esto me ha pasado por no revisar el texto), tienes razón hace ruido que en la misma frase aparezcan dos palabras que, aunque no son sinónimos, sí son referidos a la misma identidad.
      Un abrazo

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