Los
más íntimos secretos salen a la luz: bebedor empedernido, fumador compulsivo,
un cáncer…, el forense y su ayudante se afanan en escrutar con verdadero ahínco
los entresijos de aquel cuerpo. Su hígado es pesado, su estómago y su contenido
revisado y anotado. El intestino es cortado longitudinalmente después de haber
sido medido, sopesado y fotografiado.
Una
pequeña pero potente sierra circular corta, una a una, las costillas hasta
dejar los pulmones sin su jaula. Con mucho cuidado son separados del cuerpo.
Primero el izquierdo, luego el derecho.
Otra
vez el bisturí entra en acción segando de un solo tajo los tubos a los que está
unido el corazón. La báscula alberga aquel importante músculo.
—Doscientos
setenta gramos —dice un ayudante.
—Doctor
—Una voz ajena a la sala de necropsias pregunta— ¿Causa de la muerte?
—Todavía
no estoy seguro, pero… yo diría que por el alto contenido en sulfato ferroso y ácido tánico…
—Eso
es tinta ¿no?
—Correcto
por eso digo que, y solo es una primera impresión, este ser murió envenenado en una
imprenta que experimentaba con distintas tintas.
—¿Una
qué…?
—Ja,ja,ja,
es usted muy joven. Consulte su libro electrónico, y pierda miedo, su pantalla
no mancha.
«¡Atención,
atención!» Por los altavoces una voz femenina reclama ser escuchada. «En diez
segundos se iniciará el despegue».
Una
gran nave circular se eleva dejando atrás una de las lunas de Júpiter. Mientras
se acercan a la tierra, el forense y sus ayudantes continúan su investigación.
Con el paso del tiempo, hasta las formas de morir cambian tanto que ya no pueden ser reconocidas como tales por los más jóvenes (las pantallas no manchan, que no manchan, te digo...).
ResponderEliminar¡Buen relato, Jesús!
Abrazos,
Esther
Jajaja nos acostumbraremos tanto a la tinta electrónica que nos dará una alergia de muerte el coger un libro de tinta y papel...
ResponderEliminarEs una pena estar intentando sacar toda tu vida un libro para que luego solo te lo saquen en formato .pdf
Argggg
Abrazos.
Oski
Esther, espero que nunca llegue ese día en que, como en "En el nombre de la rosa", la gente muera por tocar las páginas de los libros. Ni tampoco que se olviden del papel. ¡Qué diría aquel alemán y su imprenta hoy en día!
ResponderEliminarGracias por comentar.
Un abrazo
Jesús
Oski, me alegra verte, mejor dicho leerte.
ResponderEliminarEfectivamente la tecnología es buena, pero con moderación. Imagino a Agatha Christie el novelón que escribiría si viviese hoy en día.
Mejor publicar en pdf que no hacerlo, aunque estoy contigo.
Un abrazo
Jesús
Buen relato, Jesús; la tecnología avanza rauda y nada interrumpe su paso, así la nostalgia nos invada.
ResponderEliminarAbrazos.
Que bueno...lo tiene todo, y además me has hecho sonreir :) En parte ha sido una sonrisa triste, no voy a negarlo... :)Como echaré de menos la tinta...visto así, casi merece la pena morir por ella XD!!!
ResponderEliminarUn beso enorme!!!