No sabía que era imprescindible poner leche a los camellos, y sin embargo fue la condición sine qua non para turistear por el desierto.
Abel-li-lamed me cobró lo que seguramente le mantendría alimentado a él y al camello durante al menos un mes, pero los ojos de Adela me miraron, y no pude resistirme al atraco.
En un descanso de la ruta vi algo maravilloso: una puesta de Sol entre las dunas, y a mi Adela abrazada a Abel-li-lamed en mi camello en dirección a ese ocaso.
Cuando el sol se pone también lo hacen otras cosas.
jajajaja. qué cosas suceden en el desierto.
ResponderEliminarUn abrazo compañero de atril
Debe ser el Sol.
ResponderEliminarUn abrazo Elèna
Jesús
Y no fue el desierto lo único que se quedó oscuro y silencioso.
ResponderEliminarUn abrazo!
Ehse
Hola, Ehse, bienvenido a este humilde rincón.
ResponderEliminarAcabo de pasar por Tropiezos y trapecios y sois un buen trío escribiendo relatos apocalípticos.
Un placer
Un saludo
Jesús
Hola, Jesús.
ResponderEliminar¡jaja! Bueno, pues el prota es todo un caballero que no pierde la elegancia ni en los trances más peliagudos.
Esta vez has envuelto tu cuento en un muy sutil y fino humor que sorprende agradablemente al lector o, por lo menos, eso me ha sucedido. Supongo que se debe al giro final que carga con la totalidad de la historia, enriqueciéndola y otorgándole sentido desde lo emocional.
Es decir, Adela abrazada al guía alejándose hacia el ocaso constituye sin duda, un muy buen final. Pero la frase de que "Cuando el sol se pone también lo hacen otras cosas.", remite a las etapas inexorables de todo lo que anda -y lo que no- en dos patas; nos recuerda que los crepúsculos son parte inevitable de la vida.
A tu prota le faltó decir "no sabía que los ocasos eran imprescindibles para turistear en el amor", jaja. Me refiero a esa clase de remate.
Me ha gustado mucho.
Un abrazote.
¡jajaja! Sí, Turkesa, perece un caballero inglés.
ResponderEliminarEl Desierto parece que se presta a delirios como este ¿Será el Sol?
Es un placer tener en este blog tus comentarios, pues lo honras con ellos.
Un abrazo
Jesús